Somos fetichistas, somos mesiánicos, nos gusta coleccionar cosas y salvar el mundo; somos seguidores de modas. De eso comen/comemos. Salvar lenguas es una actividad tan legítima como negociar con sellos en el Rastro.
Vivo encima del limes. Literalmente. La frontera que separaba a los romanos de las poblaciones germánicas pasaba por debajo de mi casa. Fuera estaban los bárbaros, los que no saben hablar y solo balbucean.
Un poco más abajo, Bélgica se mantiene unida a duras penas, ya que flamencos y valones se reprochan mutuamente (los flamencos en su dialecto germano, los valones en su dialecto latino, eso sí)
Y desde Sabadell, Barcelona, alguien manda a El Paísuna fabulillasesquilingüista de la que saca moraleja. Erase una vez en una playa de Murcia...
La siguiente situación se produjo en una cala de la región de Murcia. Eran las 12.30. La playa estaba abarrotada de bañistas de diferentes edades, sexos y nacionalidades. De repente, el grito de una mujer hace levantar las miradas: su hijo ha desaparecido. Rápidamente, varios de los presentes se abalanza sobre la señora que no para de gritar: "¡Mi niño se ha perdido!". Los portugueses son los primeros en acercarse y en preguntar: "¿O qué acontece?"; inmediatamente unos italianos preguntan: "¿Che cosa accade?". La mujer repite una y otra vez que su niño se ha perdido. Los jóvenes franceses lo han entendido todo sin preguntar.
A una distancia prudente, unos ingleses no paran de dirigirse a varias parejas españolas con la frase: "What happens?". En principio, nadie les responde. Seguramente no entienden, pero un joven alemán logra decir: "Children lost", en un tosco inglés. Los ingleses se quedan inmóviles al ver que son incapaces de conectar con el entramado de lenguas que van oyendo y que sorprendentemente todos entienden. Portugueses, franceses, italianos, españoles -entre ellos, varios catalanes y valencianos- continúan la búsqueda de la criatura mientras hablan entre sí de los posibles lugares donde puede estar. Un qui en italiano, que todos, menos los ingleses, entienden, da por finalizada la búsqueda. El niño está sentado junto a unos cubos en otra sombrilla que no era la suya.
Esta pequeña y verídica historia no acaba aquí. En los días sucesivos, todos los participantes se saludan, hablan e incluso quedan en el chiringuito de la playa. Cada uno habla su lengua, pero todos se entienden. Allí hay personas de todas las edades y sexos, con educaciones diferentes pero con unas lenguas que muchos de ellos no saben que son románicas y que por eso tienen un tronco común. Desgraciadamente, los ingleses siguen solos bajo su sombrilla. Me viene a la mente aquel chiste que preguntaba: "¿Cómo se llama el que habla tres lenguas? Trilingüe. ¿Y el que habla dos? Bilingüe. ¿Y el que habla una? Monolingüe. Pues no, se llama inglés".
Mientras tanto, Pinker nos explica que el lenguaje es un refinado instrumento al servicio de la hipocresía y que eso está bien, que es así como los seres humanos nos entendemos, que es la naturaleza humana. Nada que no estuviera ya en Santo Tomás de Aquino. Hemos alcanzado por fin los tiempos miserables en que tiene más autoridad una neurona histérica que toda la filosofía tomista. Vale.
Facebook es un pañuelo, dice FH. Al estar sincronizado con gmail, te encuentras un montón de gente de la que te habías olvidado pero que seguía en tu agenda. Bastantes ex-alumnos, por cierto. Esto va camino de lo que quizá se llame el "síndrome del millón de amigos"...
Para completar un nuevo fin de semana de "sorrisi e canzoni", hagamos una apología del error, esa forma inteligente del éxito, esa forma privilegiada de conocimiento.
Mírame a los ojos, déjame tus manos, somos aprendices del error. Dentro de este círculo seguimos dictando nuestras normas de equivocación.
Aunque aspiro a un cierto clasicismo, suelo ser una persona bastante retorcida, lo que es retorcidamente minimalista, o algo por ahi. Pero llega Victoria y, como ve que en el post anterior cito una canción de Astrud, me dice en twitter que escuche "Minusvalía" imaginando que es el monólogo interior de un alumno de A1.
V. lleva razón, pero la letra me la puedo aplicar a mí mismo como profesor de un A1.
Alumno y profesor, un juego entre quienes se descubren y exploran en un proceso libre, informal y a la vez codificado, que se respetan y odian, iguales y diferentes, llenos de ilusiones y de hastíos mutuos.
Esta anotación de eurocero vale más que todo el dardo en la palabra de Lázaro Carreter. Es la lengua viva comentada por sus legítimos propietarios, los hablantes.
Imprescindible no perderse los comentarios, con Zapatero y Los Serrano como protagonistas.
Si el caos es una de las formas que adopta el orden, la hélice de nodos_ele se pone en marcha en un movimiento entrópico que puede centrifugarnos o lanzarnos al espacio exterior.
Quién lo sabe, y a quién le importa. Visiten nuestro ambigú.
EQ Te cuento en qué trabajo Recortes Recopilo las mejores entradas de la blogosfera ELE Foco Colaboro con la revista de la VDSN Nodos_ele Formo parte de este grupo